INTRODUCCIÓN


La igualdad de género y la autonomía de la mujer son 
reconocidas como un objetivo en la Declaración del Milenio. En 
efecto, en ella se señala la necesidad de “Promover la igualdad entre 
los sexos y la autonomía de la mujer como medios eficaces de 
combatir la pobreza, el hambre y las enfermedades y de estimular un 
desarrollo verdaderamente sostenible”. Asimismo, en el mensaje que 
dirigió el Secretario General con ocasión del Día Internacional de la 
Mujer el 8 de marzo del 2003, reafirmó la necesidad de incorporar el 
género como enfoque transversal del desarrollo: 

“Un estudio tras otro han demostrado que no hay estrategia de desarrollo eficaz en la que la 
mujer no desempeñe un papel central. Cuando la mujer participa plenamente los beneficios pueden 
verse inmediatamente: las familias están más sanas y mejor alimentadas; aumentan sus ingresos, 
ahorros e inversiones. Y lo que es cierto para las familias también lo es para las comunidades y, a la 
larga, para países enteros”. Y concluye: “No hay tiempo que perder si queremos alcanzar los 
objetivos de desarrollo del Milenio antes del plazo de 2015. Sólo invirtiendo en las mujeres del 
mundo podemos esperar conseguir esos objetivos. Cuando las mujeres prosperan toda la sociedad 
sale beneficiada y las generaciones sucesivas pueden abordar la vida en mejores condiciones”. 

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